Supone un salto en el tiempo respecto a la entrega anterior,
pero creo interesante el final con el que acaba Juan Pablo Fusi su Historia mínima de España, libro sobre
el que ya hablamos en su momento y que de nuevo no puedo sino volver a recomendar. Por su claridad evito cualquier comentario,
independientemente del acuerdo o no que pueda suscitar. Por otra parte el
razonamiento viene bien en estos momentos de incertidumbre y en cualquier
caso, es un acicate para conocer mejor nuestra propia historia. Ahí va:
“La historia futura de
esa España refundada democráticamente desde 1975 será, por definición,
imprevisible, a menudo inquietante y siempre problemática: en ningún sitio está
escrito que la historia sea o racional o justa. España, muchas historias
posibles, era –si se recuerda lo escrito al principio- la tesis de este libro.
España, en efecto, pudo haber quedado de forma permanente, como Turquía, dentro
del mundo islámico, o pudo haber cristalizado, como Italia hasta 1861, en una
pluralidad de reinos y estados, tal como se constituyó en los siglos XIII a XV.
España se asomó a la historia europea con los Reyes Católicos. Fue un imperio
universal y la gran potencia hegemónica en los siglos XVI y XVII. Fue, luego,
un estado fallido en el siglo XIX y un país en buena medida trágico (Guerra
Civil, dictadura de Franco), en el XX.
"La historia de España
no es –quede claro- ni una historia única ni una historia excepcional. Como la
historia de cualquier otro país, la historia de España es, sencillamente, una
historia muy interesante, cuyo conocimiento –una obligación política y moral
para hablar apropiadamente de España- plantea un amplio repertorio de
cuestiones esenciales. La verdad histórica, escribió Ranke, al fin y al cabo el
más interesante historiador de los tiempos modernos, es “infinitamente más
hermosa y infinitamente más interesante que la ficción novelesca”.