martes, 22 de septiembre de 2015

Sobre el tiempo y el olvido...

      ..."Éste niño no sabrá nunca lo que ha sucedido, se lo ocultarán su padre y su tía y se lo ocultaré yo mismo y no tiene importancia porque tantas cosas suceden sin que nadie se entere ni las recuerde, o todo se olvida y prescribe. Y cuán poco va quedando de cada individuo en el tiempo inútil como la nieve resbaladiza, de qué poco hay constancia, y de ese poco tanto se calla, y de lo que no se calla se recuerda después tan sólo una mínima parte, y durante poco tiempo: mientras viajamos hacia nuestra difuminación lentamente para transitar tan sólo por la espalda o revés de ese tiempo, donde uno no puede seguir pensando ni se puede seguir despidiendo: "Adiós risas y adiós agravios. No os veré más, ni me veréis vosotros. Y adiós ardor, adiós recuerdos."

Javier Marías, en Mañana en la batalla piensa en mí.

domingo, 20 de septiembre de 2015

MAÑANA EN LA BATALLA PIENSA EN MÍ, de Javier Marías.

Qué sensación nos daría leer nuestros propios pensamientos si antes hubiésemos sido capaces de poner negro sobre blanco absolutamente todo lo que nos pasa por la cabeza. Ese es el ejercicio que Marías nos propone en ésta novela introspectiva (¿psicológica?) casi de sus inicios (1994), el camino por el que nos lleva a partir de una situación quizás absurda y ridícula, pero posible y por lo tanto inquietante: a Víctor Francés, guionista de televisión, un “negro” de discursos vacuos, se le muere en sus brazos su casi desconocida amante, medio vestida y medio desnuda, con un hijo de dos años durmiendo en la habitación de al lado, sin saber a quién llamar, ni siquiera sin saber si debe llamar a alguien, sin saber cuál es el siguiente paso que debería dar más allá de pensar en lo anecdótico, en lo absurdo de la situación, en su mala suerte o en la mala suerte de Marta Téllez, ya sin vida en el engaño de una infidelidad no consumada.

Llevado quizás por la inercia de su indecisión Víctor querrá conocer a la familia de Marta y a partir de ahí a todo un electo de personajes secundarios que desde mi punto de vista no siempre encuentran su encaje en el relato: a su padre académico y cortesano, a su hermana más joven y lúcida, a su viudo entre comprensivo e irritado, protagonista él también de una infidelidad atormentada y cobarde por la muerte accidental de su amante, la otra, en una calle mojada de Londres, llegando por fin al epílogo del relato provocado por la confluencia de dos mujeres muertas en un mar de mutuos desconocimientos.

Siguiendo la opinión del propio autor, quizás estemos ante un ensayo del engaño, vivimos engañados o engañando, y así a lo largo de la vida, una vida gris como las calles del Madrid en invierno donde transcurre, un ambiente oscuro que esconde la realidad hasta hacerla convertir en ficción, porque esa es la única manera de que el olvido no difumine definitivamente lo que realmente ha ocurrido.  

      

jueves, 3 de septiembre de 2015

UNA ACLARACIÓN OBLIGADA

Durante dieciséis años de mi vida he formado parte del Ayuntamiento de Beneixama, doce de ellos como alcalde. Como he dicho en otras ocasiones, ha sido una experiencia única que me llena de orgullo y que recordaré con satisfacción durante el resto de mis días. Pasados un par de meses desde que abandoné el cargo no puedo sino agradecer, en primer lugar a mi familia por el apoyo que siempre he tenido de ellos, y desde luego a mis compañeros en los sucesivos gobiernos municipales por el inmenso trabajo llevado a cabo de manera tan desinteresada, fruto del cual son importantes mejoras en infraestructuras de todo tipo de las que los vecinos de nuestro pueblo pueden disfrutar. Muchas gracias a todos.

Tantos años de dedicación hace inevitable los buenos y los malos momentos, pero incluso estos últimos los he tenido por positivos, porque me han permitido valorar más si cabe la cultura del esfuerzo, el compañerismo y el afán de dedicación por lo público. Pero es cierto que también me ha dado ocasión de descubrir y de sufrir, y lo hago con una gran pena, la deshonestidad y la bajeza moral de ciertas personas, afortunadamente pocas, a las que antes había tenido por vecinos cabales y responsables, cuando no ejemplares. Y digo esto, repito, con inmensa pena, porque a partir de determinado momento, curiosamente en el intervalo de cuatro años en que no ocupé cargo alguno, lo que en todo caso debería haber quedado como mucho en simples discrepancias políticas, derivó en denuncias judiciales por parte de personas que ahora me permito no nombrar, y la aparición de noticias maliciosas en medios de comunicación que solo tenían como propósito provocar un daño personal. Pongo por ejemplo una denuncia que en su momento se formuló contra mí por supuesta malversación de fondos públicos y que fue aireada de forma torticera por determinados periódicos, los mismos que posteriormente, en un ejemplo elocuente de falta de profesionalidad, apenas se hicieron eco del archivo de las actuaciones por parte del Juzgado instructor al no haber encontrado comisión de delito alguno. Un caso típico de difama que algo queda.

Cuando en 2011 volví a ocupar el cargo de alcalde, con un holgado apoyo electoral, tuve con mis compañeros que hacer frente a una difícil situación en las arcas municipales, lo que nos llevó a acometer una importante reducción de gastos que nos parecían innecesarios y en cualquier caso inasumibles. Entre ellos estaba la partida de incentivo a la productividad que los trabajadores municipales perciben por su especial dedicación y por tareas fuera del horario normal del trabajo. De un examen minucioso de dicha partida pude deducir la injusticia con que se había distribuido y la falta de un criterio objetivo, existente en anteriores legislaturas, que venía a beneficiar a unos frente al resto. La implantación de nuevo de esos criterios objetivos, más justos y equitativos, supusieron además la reducción de la partida, que pasó de los 40.625,05 eu. pagados en 2010, a los 30.340,65 en 2011, y 16.210,69 en 2012. Como era de prever ésta medida, que no iba dirigida contra nadie, no gustó a todos, y fue la causa evidente de que el Ayuntamiento en general y yo en particular, tuviésemos que sufrir nuevas denuncias y despropósitos.  

Una de esas denuncias tuvo como consecuencia la intervención de la policía judicial en el Ayuntamiento el pasado día 17 de marzo. Puedo asegurarles que fue uno de los días más tristes de mi vida, y no porque tuviera ningún miedo en lo personal, que ni lo tenía entonces ni lo tengo ahora, sino porque como benejamense y como alcalde me sentí humillado y ofendido, y porque me dolió ver cómo se ponía en tela de juicio la actuación de personas de las que conozco sobradamente su profesionalidad y su honestidad.  El ver como determinados vecinos parecían alegrarse en las puertas del Ayuntamiento de lo que estaba sucediendo, me pareció sencillamente repugnante.   

De esa intervención policial, por lo que yo sé dado que en estos momentos no dispongo de información actualizada, se siguen actuaciones de instrucción por parte de un Juzgado de Villena de las que derivará lo que en justicia proceda, y parece prudente que no hagamos demasiados juicios de valor hasta que las mismas hayan concluido; ya he mencionado la experiencia de una anterior denuncia en aquel caso contra mí, que quedó en nada pero que produjo, de manera intencionada por quienes filtraron la noticia a la prensa, daños irreparables. En cualquier caso algunas personas han sido imputadas en este nuevo asunto, lo que en modo alguno quiere decir condenadas, y sobre al menos algunas de ellas que conozco bien, no tengo la menor duda de su inocencia, como estoy seguro que quedará demostrado.

Creo que no es pertinente por mi parte dar en estos momentos información detallada sobre el contenido de las actuaciones judiciales a las que un día tuve acceso, y menos hacerlo de forma sesgada, pero sí que puedo decir, y lo hago obligado por la noticia falsa aparecida en el Diario Información de Alicante con fecha del pasado 1 de septiembre, que en ningún momento en dichas actuaciones he sido imputado de delito alguno y mucho menos detenido, todo ello es falso e injurioso, y promoveré las acciones legales a que tenga derecho contra los autores de tamañas mentiras. La justicia, como toca ante cualquier denuncia, está actuando, y creo que lo procedente y lo responsable es dejarla trabajar sin intentar condicionarla con noticias sesgadas y sacadas de contexto como parece que está haciendo determinada prensa con tintes sensacionalistas, todo ello a partir de información filtrada por alguien que debería tenerla a buen recaudo si no tuviese la mala intencionalidad que demuestra. Habla el periodista de un supuesto delito por la segregación de unos terrenos que en cualquier caso se realizó con total transparencia y de la que no hubo apropiación alguna, sino una simple compra-venta como tantas otras de las que todos los días se llevan a cabo, y de la que de momento que yo sepa, el Sr. Juez instructor ha hecho caso omiso.


Por la prudencia a la que antes he apelado, no puedo de momento ser más explícito, tiempo habrá si es que quedan ganas cuando las actuaciones judiciales acaben, por ahora no podemos sino lamentar el afán de algunos por injuriar, por causar daño en lo personal y en lo profesional, sin ningún miramiento y sin atreverse a dar la cara, utilizando para ello un medio de comunicación que se demuestra afín a sus propósitos. Triste, realmente triste, es que algunos entiendan la política y las relaciones vecinales de ésta manera, pero no está en nuestras manos hacerlos cambiar, solo tener confianza en que el sentido común de la población en general sepa distinguir a unos y otros. Utilizar estas fechas para airear falsedades e injurias, precisamente a las puertas de nuestras Fiestas Patronales en que más población se concentra en el pueblo, no hace sino incrementar la mala intención de sus promotores. Si sus aspiraciones en ésta vida y hacia la convivencia en Beneixama no son más que injuriar, calumniar y expandir noticias falaces y malintencionadas, solo podemos sentir por ellos lástima.