lunes, 28 de marzo de 2011

Vencedores y vencidos


Durante las últimas semanas he tenido ocasión de escuchar las lamentaciones de bastantes vecinos de Beneixama tras contemplar como desde el Ayuntamiento se derribaba  la Cruz de la Glorieta. Algunos no podían evitar que los ojos se les humedeciesen, e incluso que alguna lágrima rodase por sus mejillas. Se sentían abatidos, doloridos, humillados. 

La Cruz se levantó en los años cuarenta del pasado siglo, después de una trágica y dolorosa guerra entre hermanos; en el duro enfrentamiento bélico hubo vencedores y vencidos, y los primeros quisieron honrar a sus muertos con ese signo cristiano por todos y cada uno de los pueblos de España. Los segundos, los derrotados, no tuvieron otra alternativa que recordarlos en la silenciosa intimidad de sus hogares. Durante el tiempo que duró el conflicto se dieron episodios heroicos, extraordinarios; hombres y mujeres de ambos bandos derramaron su sangre de forma valiente por unos ideales en los que creían a pie juntillas, de todos ellos hay sobrados motivos para sentirse orgulloso. Pero también hubo escenas execrables, fundamentalmente en las retaguardias de las dos zonas en litigio, no faltaron seres miserables guiados por el fanatismo y la envidia, que aprovecharon la ocasión para asesinar, robar y masacrar a “los otros” sin más motivos que sus creencias diferentes, o su posición social, o viejos conflictos vecinales, o simplemente porque asistían a misa, o llevaban sombrero, o defendían los intereses de los trabajadores en algún sindicato. Solo desde la ignorancia o desde la mala fe, podría aceptarse el maniqueísmo de pensar que los de un bando eran todos buenos y los del otro todos malos.    

Tuvo que pasar tiempo, casi cuatro décadas, para que la inmensa mayoría de la población reconociese que no había más salida que la democracia si se quería vivir en paz, fuesen cuales fuesen las creencias políticas de cada cual y la familia donde cada uno había nacido. En ese momento, en esa transición de un estado totalitario a otro democrático, muchas de las cruces de antaño cambiaron sus dedicatorias para que la honra que expresaban amparase a todos, ese fue el caso de la Cruz de la Glorieta de Beneixama. Sin embargo años después hay quienes se niegan a dar validez a ese espíritu de reconciliación, quienes piensan que es hora de ajustar cuentas, que de nuevo deben haber vencedores y vencidos que compensen la balanza de las afrentas pasadas, pero quizás en su vehemencia no hayan reparado en un detalle esencial, y es que cuando se erigieron las cruces vivíamos, como antes hemos dicho, en un sistema totalitario y hacia pocos meses que la guerra había terminado, y ahora lo estamos en otro democrático bien distinto y la reconciliación ya debería haberse consolidado.   

En el Pleno Municipal celebrado si no recuerdo mal,  el pasado 27 de diciembre de 2010, por cinco votos a favor y cuatro en contra, se decidió que las obras de la Glorieta, derribo de la Cruz incluida, no se llevasen a término hasta tanto no se lograse unanimidad en el proyecto. Esto es la esencia de la democracia: las mayorías tienen la última palabra en caso de desacuerdos, pero el equipo de gobierno en el poder no atendió esa voz democrática y no tuvo empacho alguno en pisotear la decisión mayoritaria e iniciar unas obras a todas luces ilegales, al fraccionar en varios trozos un proyecto que era único y como tal se había tramitado hasta ese momento. Sería curioso leer los informes técnicos de legalidad que consten en el expediente, si es que los hay. La democracia no puede invocarse vanamente, no puede ser que se acepte cuando tenemos la mayoría y se desprecie en el caso contrario. Quien hace eso pierde para siempre su legitimidad política en un sistema como el nuestro.    

Es curioso que la mayor parte de quienes me hicieron partícipe de sus lamentos, expresasen al mismo tiempo la necesidad de llegar a acuerdos, de calmar los ánimos, de normalizar el ambiente del pueblo, mandase quien mandase, tal y como había ocurrido desde finales de los años setenta en que se celebraron las primeras elecciones municipales. Ojalá el episodio de la Cruz no sea más que una triste anécdota en nuestra historia local y en el futuro nuestros representantes en el ayuntamiento sean capaces, no solo de aceptar sin escusas las normas que la democracia nos impone, sino de mantener firme el propósito de la reconciliación y buena convivencia, sin vencedores soberbios ni vencidos humillados.    

domingo, 27 de marzo de 2011

El paisaje como enseñanza de la historia


     El Escorial, el paisaje histórico. Comentarios a la conferencia de Juan Pablo Fusi

Que la geografía condiciona la historia lo aprendimos desde muy pequeños, cuando estudiábamos con aquellos manuales educativos, que siempre comenzaban con una descripción de las cordilleras, los cabos o los ríos. De un tiempo a esta parte este concepto geográfico se está calificando como paisaje, pero en el fondo sigue siendo lo mismo: el desarrollo del devenir histórico determinado en gran medida por el ámbito espacial donde éste tiene lugar.

Juan Pablo Fusi escoge en la conferencia pronunciada el pasado día tres en la Fundación Juan March, El Escorial como espacio físico sugerente de cuatro adjetivaciones distintas: el paisaje imperial, de la mano de Felipe II en el momento mismo de su construcción; el paisaje filosófico, interpretado esencialmente por Ortega; el paisaje intimista descrito en dos épocas distintas de su vida, su juventud y su madurez, por Azaña; y el paisaje falangista, propuesto en la inmediata posguerra por los principales intelectuales de Falange Española.

El “hecho decisivo”, tal y como lo denomina Fusi, se produce evidentemente en la época del segundo Austria, cuando el rey encarga a Juan Bautista de Toledo y después a Juan de Herrera, un edificio con una finalidad muy determinada: ser un monasterio de Jerónimos donde los monjes recibiesen una formación especial, de ahí su extraordinaria biblioteca, y que albergase los restos de su padre Carlos V. Otra cosa serán las interpretaciones que del mismo hagan en el siglo XIX los románticos, y que desafortunadamente tanta influencia posterior han tenido.        
  
Ortega como se ha dicho, encuentra en El Escorial, un paisaje filosófico al que se refiere en su primer libro “Meditaciones del Quijote”, sirviéndole el edificio específicamente como un motivo de sus  más amplias meditaciones sobre España. En esos primeros escritos dará a conocer lo que se convertirá en la piedra angular de buena parte de su obra, a través de la conocida frase “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, referida precisamente esa circunstancia a la propia España.

Por su lado, la interpretación del paisaje intimista de El Escorial nos la ofrece Manuel Azaña en su primera novela, “El jardín de los frailes”, en la que narra de manera autobiógrafa su propia experiencia educativa en el colegio de los Agustinos allí instalado, pero que a su vez sirve como reflexión en torno a la educación en general de la juventud de la época.

Por último, serán los intelectuales falangistas, Ridruejo, Laín, Tovar, Sanchez Mazas, Rosales, Jose María Alfaro, etc., quienes a partir de 1939 vean en El Escorial el “gran símbolo del imperio que en la época se intentaba retornar”, y lo hacen a través de dos hechos de especial importancia, el propio entierro de José Antonio que los monárquicos interpretarán como casi como una afrenta, y la revista literaria que lleva precisamente el nombre de El Escorial, en la que se expresará con toda intensidad la metáfora del edificio como un ideal político.

La conferencia complementa otra anterior titulada “Ortega y el paisaje”, y no podemos más que sugerir su audición por el evidente interés histórico que sin duda tienen. Si están interesados pueden oirla a través de este enlace:

http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.asp?id=2727



miércoles, 23 de marzo de 2011

Puntillas y puntazos: sobre el ejercicio del poder.

          Siempre necesitamos de la autocrítica. Si no somos capaces de autoevaluarnos críticamente nosotros mismos de forma habitual, nos criticarán, y con razón, los demás. 

          "Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz".

          Juan Pablo II

martes, 22 de marzo de 2011

El tiempo entre costuras

De María Dueñas
El que te guste un libro, fundamentalmente si se trata de ficción como es caso de las novelas, depende de muchas cosas: de la manera en que esté redactado, de la historia que cuenta, de la personalidad de cada uno de sus personajes,… y seguramente del momento en el que lo leas y la predisposición que tengas al respecto. Digo esto porque estos meses se está vendiendo como churros El tiempo entre costuras (Ediciones Planeta. Temas de Hoy) de la autora María Dueñas, y sinceramente, no acabo de entender ese éxito, por lo que empiezo a dudar  de mi criterio…, o no. Veamos. 

La novela tiene como fondo argumental, una más de las muchas que últimamente se han editado, la guerra civil española y su inmediata postguerra, y cuenta las vicisitudes vividas por su protagonista, la joven modista Sira Quiroga, a caballo entre Madrid, el Protectorado español de Marruecos y Lisboa. Es una historia de amores, de intrigas y de espías al servicio de potencias extranjeras. Desde luego son buenos mimbres para construir una novela que desde el primer momento nos aprese, pero desde mi modesto punto de vista, no lo consigue. Creo que en buena parte es debido a que pasa por demasiados escenarios distintos sin conexión entre ellos, por ejemplo cuando cuenta la peripecia de la venta de unas pistolas con las que obtener dinero para abrir su negocio de costurera en Tetuán, ¿y qué?, la escena, a la que se intenta introducir una fuerte dosis de dramatismo termina de forma súbita, desperdiciando la oportunidad de imbricarla con otras posteriores. Lo mismo sucede con  situaciones como la estancia en la pensión, la vida en Tánger, o con personajes como el comisario y otros, que entran y salen de la trama sin lograr entrelazarse entre ellos, perdiendo la ocasión de conseguir un argumento más compacto. Esto pasa fundamentalmente en las primeras doscientas páginas del libro que fácilmente podrían haberse quedado en una treintena, pero sigue sin solucionarse prácticamente hasta la parte final, cuando Sira acude a Madrid en su nueva función de espía, y sobre todo a partir de la reaparición de Ignacio Montes, su antiguo novio, allá por la página 450. 

Por otra parte se crean situaciones artificiales que no nos dicen nada, como el equívoco de la protagonista al acudir a la cita en el Dean´s Bar de Tánger con su amiga Rosalinda Fox, que solo sirve para llenar media página sin sentido (pág. 368), mientras que por otra parte la propuesta de ésta para colaborar con el servicio británico de espionaje suena casi a frívola, echándose en falta, aquí sí, algo más de extensión y de detalle (pág. 372). Todo ello no obsta para que el libro tenga sus pequeñas joyas repartidas a la espera se toparse con ellas; un acierto por ejemplo es la utilización de la figura de las puntadas con hilos sobre aparentes patrones, a través de los que se transmiten en lenguaje morse los mensajes a los servicios secretos, o como alguna de esas frases llenas de lirismo que tanto nos gustan, “Madrid se fue cubriendo de otoño” (pág. 421). 

En definitiva, una novela pasable pero con falta de profundidad en la descripción de las situaciones y los personajes, sin un hilo argumental suficientemente consistente, que además  pierde por su excesivo academicismo, entendiendo por tal la obsesión por la fidelidad histórica, hecho que en cierta forma la autora reconoce en su nota final. Para leer sin más pretensiones durante un fin de semana cualquiera.

sábado, 12 de marzo de 2011

DESCORAZONADOR

          Quienes se hayan asomado a este blog habrán comprobado que se trata de algo personal que no busca ningún tipo de especialización, seguramente porque quien lo escribe es incapaz de ello. Pese a ese carácter, se han evitado ciertos temas personalísimos, por su nulo interés para terceros y porque creo que en público y por una cuestión de respeto hacia los demás, no procede exteriorizar ciertos sentimientos, fundamentalmente cuando son dolorosos. Pero por una vez, y espero que no sirva de precedente, voy a incumplir esta norma, en parte por sugerencia de algunos amigos y en parte porque de la anécdota personal, podremos llegar a la categoría general.

          Durante estos días estoy viviendo una experiencia especialmente penosa, desde una institución pública como es el Ayuntamiento de Beneixama se están lanzando ciertos mensajes en los que a mi parecer, se me intenta vincular con hechos que tal y como se presentan pueden parecer incluso delictivos, y eso duele. Pero empecemos por el principio, los lectores del pueblo ya saben los antecedentes, pero como me consta que los hay de otros lugares, permítanme una breve introducción.

          Durante doce años, entre 1995 a 2007, he sido miembro de la Corporación Municipal de Beneixama, los cuatro primeros como concejal en la oposición, desempeñando no obstante la delegación de Medio Ambiente, y en los siguientes ocho como alcalde. Ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida. En este tiempo he tenido con mis adversarios políticos las lógicas divergencias, pero siempre nos hemos mantenido unos y otros dentro de los cauces de la corrección y las formas. Tras ese período nuestras relaciones personales creo que no han empeorado ni mucho menos, bien al contrario, seguramente porque en las discusiones nunca se cayó en el insulto ni en el menosprecio personal; se critican las acciones, pero nunca a las personas.

          No hizo falta en ningún momento acudir, por ejemplo, a los tribunales para dirimir diferencias, en buena parte porque nadie dudaba de la correcta gestión administrativa y contable de la institución, así como de la honestidad del contrario; los funcionarios encargados de ello eran fiables, en un ejercicio exquisito de profesionalidad nunca tomaron partido por unos u otros, como debe ser, y todos teníamos claro que trabajaban para el Ayuntamiento, gobernase quien gobernase. Pero además, asumimos como fundamental la transparencia en la gestión: ni estando en la oposición ni en el gobierno hubo restricciones por ejemplo para consultar el Registro, o para acceder a las dependencias municipales, o para consultar expedientes, o para fiscalizar las facturas y los pagos. En estos momentos, y por motivos que no me toca a mí defender, la oposición estima que carece por completo de información y que todo son obstáculos para cumplir su función fiscalizadora. En ejercicio de lo que es su obligación, y aconsejados por reputados abogados municipalistas, han puesto el caso en conocimiento del Sindic de Comptes, sin prejuzgar nada, y con el único deseo de obtener una información que repetidas veces se les ha negado. Esto por lo visto al equipo de gobierno le ha sentado fatal, pero que vamos a hacer, son los instrumentos que la democracia tiene y mal que pese, todos debemos someternos a ellos. Pero esto, repito, no me toca a mí defenderlo, aunque en estos momentos incomprensiblemente estoy padeciendo ciertas consecuencias, y aquí viene la parte dolorosa.
   
          En un Pleno celebrado el día uno de febrero pasado, la Sra. alcaldesa manifestó tranquilamente que durante las anteriores legislaturas, había "desaparecido" dinero de una cuenta bancaria municipal, gestionada por mí y por el Sr. Secretario, que se habían hecho trasferencias a cuentas particulares sin que se supiese el destino de ese dinero, y que de ello tendría que hacerse cargo el Ayuntamiento. Muchos quedamos atónitos ante tales palabras, como podrán imaginarse, yo de manera especial. Hay suficientes testigos de todo ello. No conformes con estas lindezas, hace unos días se repartió por todo el pueblo un Boletín Informativo del Equipo de Gobierno, en el que de nuevo me nombraban, y basándose en una solicitud de devolución de dinero formulada por un empresario, se dice que “tras comprobar que esos fondos, y otros muchos, habían sido transferidos a una cuenta particular”, se abre “expediente municipal de “información reservada” en los servicios económicos municipales”. A mi modesto entender, no hay que ser muy perspicaz en la lectura entre líneas para ver el afán difamatorio del escrito y repito, eso duele.

          Veamos la explicación de ese movimiento de fondos. Cuando el Ayuntamiento estaba promocionando la ejecución de un nuevo polígono industrial, algunos empresarios se mostraron interesados en participar del mismo. Para asegurarnos ese interés, tuvieron que aportar en concepto de fianza una cantidad según los metros que deseaban; posteriormente y tras constituir ellos una Agrupación de Interés Urbanístico, obtener en CIF y abrir su cuenta corriente, aquellas fianzas se transfirieron a la cuenta de la Agrupación, se trataba exactamente de un importe de 147.695,21 euros y la fecha el 8 de octubre de 2001; en ese importe está incluidos los 16.000,00 euros de "D.H.C". Es decir, el dinero era de los empresarios y tras constituir su sociedad, simplemente volvió a ellos. ¿Alguien ve algún indicio de delito en todo esto?, ¿dónde están las irregularidades?, con lo fácil que es obtener todas estas explicaciones, ¿cómo se atreve alguien a mezclar nombres, traspasos extraños de fondos, etc.? En el Boletín se anuncia la “existencia de un expediente municipal de información reservada –en relación a la gestión económica del anterior equipo de gobierno- y la comparecencia por la actual alcaldesa ante la Fiscalía de Alicante hace pocas fechas”. Si la Sra. alcaldesa acude a la Fiscalía de Alicante en relación a estos hechos, ¿debemos entender que ve en ellos indicios de delito?, ¡cuánto daño gratuito se está haciendo de manera tan absurda! La información y documentos al respecto, la pongo a disposición de cualquier miembro del equipo de gobierno que realmente quiera aclarar sus dudas, aunque si consultan los registros contables del Ayuntamiento podrán hacer la misma comprobación, porque todo está sobradamente documentado. En cualquier caso, repito, quedo a su disposición. Pero salgamos del caso particular y busquemos algunas conclusiones generales.

          1/ La democracia se basa en los partidos políticos, pero las instituciones deben tener la suficiente fortaleza para no dejarse dominar por aquellos, en concreto, un Ayuntamiento tiene unas normas de funcionamiento perfectamente reguladas por las leyes, y todos deben someterse de manera taxativa a ellas. Nadie es quien, por mucho respaldo electoral que tenga, a forzar una interpretación fraudulenta de las mismas.

          2/ La transparencia es básica para el correcto funcionamiento de cualquier institución pública, los expedientes, los registros, de decretos,… han de estar en todo momento a disposición de la oposición, para que ésta pueda  cumplir su obligación fiscalizadora.

          3/ Las instituciones son fundamentalmente organizaciones que prestan servicios a los ciudadanos. Resulta inmoral el sometimiento de estos organismos a la voluntad caprichosa de sus dirigentes. Se administran fondos públicos y es obligación de esos dirigentes ser escrupuloso en el gasto. En el día a día deberían imponerse como máxima el respeto de todas las opiniones, incluso de las minorías, así como evitar en todo momento provocar crispación entre los ciudadanos.

          4/ Discrepar no significa insultar. El sentido último del sistema democrático es canalizar las divergencias políticas, sin ideas distintas no habría democracia. El gobierno gobierna y la oposición controla, pero en cualquier caso la crítica de unos y otros debe ser hacia las decisiones, pero sin faltar nunca al respeto que las personas se merecen. Cuando mayores sean las diferencias de criterio, e incluso los posibles mal entendidos, más empeño debería existir en aclararlos primeramente de forma interna, evitando a toda costa trasladar a la ciudadanía una crispación que a todos acaba por perjudicar.

          Se que a cualquier lector estos puntos le parecerán obvios, pero no está de más que de cuando en cuando comprobemos si en la práctica somos o no consecuentes con ellos.

    

domingo, 6 de marzo de 2011

Puntillas y puntazos: sobre la guerra

"la guerra, cuando se ve de cerca deja de ser un tema literario: es trabajo, privaciones, muerte, destrucción"
(Manuel Azaña)

sábado, 5 de marzo de 2011

Puntillas y puntazos: A vueltas con el concepto de Gobierno

Dos citas interesantes sobre esta institución, tanto si es nacional, autonómica, local...

"Gobierno no significa razón. No significa elocuencia. Gobierno significa fuerza, y como el fuego, es un sirviente peligroso y un amo temible".
(George Washinton) 

"A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz".
(Walt Whitman)