miércoles, 1 de enero de 2014

De Alicante a El Escorial..., de Jose Vicente Arnedo Lázaro.

El pasado día 21 se presentó en la sede de la Comparsa de Estudiantes de Villena el libro de José Vicente Arnedo Lázaro, DE ALICANTE A EL ESCORIAL. Villena, José Antonio Primo de Rivera y el traslado a hombros de sus restos mortales en 1939. El trabajo ha obtenido el XI Premio de Ensayo e Investigación “Faustino Alonso Gotor”, que anualmente convoca dicha Comparsa, y que tiene como fin último el fomento de la investigación histórica de esa ciudad.

El libro es pequeño, realmente el tema tampoco da para mucho más, y recoge los detalles del paso por Villena de la comitiva organizada por la Falange para el traslado, a pie y con el féretro sobre los hombros de correligionarios llegados de toda España, de los restos de su fundador José Antonio Primo de Rivera, que como se sabe había sido fusilado en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936. El traslado, en dirección a El Escorial, se produjo a finales de noviembre de 1939, siendo el paso por Villena el día 21. Posteriormente, en 1959, un nuevo cambio llevaría los restos de José Antonio hasta el Valle de los Caídos donde reposan en la actualidad, una decisión que en aquel momento no fue del agrado de todos, como por ejemplo del socialista Indalecio Prieto que desde el exilio apuntaba: “…José Antonio ha sido condenado a una compañía deshonrosa, que ciertamente no merece, en el Valle de los Caídos. Se le deshonra asociándole a ferocidades y corrupciones ajenas”, bueno, es una opinión como cualquier otra, pero que en cualquier caso da idea del respeto con que la mayoría de sus adversarios se referían a él.

A parte de una pequeña discrepancia entre el autor de libro y el amigo Carlos Prats que lo presentó, al defender éste la similitud del traslado con la marcha sobre Roma de Mussolini, personalmente creo que es absurdo, la presentación me pareció, para mi sorpresa, porque se trataba de exponer simplemente un pasaje histórico, casi un acto de contrición, a tenor del tiempo que se dedicó a criticar los excesos de los bandos contendientes en la guerra civil y las bondades de la democracia. Bueno y que, eso a estas alturas de la película ya lo sabemos todos, pero porqué hay que recurrir a lo que no son más que innecesarias justificaciones cuando simplemente se trata de historia, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?, parece como si en el fondo se estuviese pidiendo perdón por hablar de José Antonio o de cualquier otro personaje de nuestros años treinta, ¡a estas alturas!, repito. Por cierto, no es algo que le pase únicamente al autor del estudio. 

Sobre el libro en sí, y ahí está su valor fundamental, expone detalles referidos a Villena y Comarca de un acontecimiento que en aquellos momentos trascendió a la prensa internacional y contribuyó a la definitiva mitificación, rayana con el paroxismo, con la que el régimen de Franco se sirvió de la figura de José Antonio, de una forma, digámoslo abiertamente, en la mayoría de las ocasiones desleal con sus ideas. Tiene además el atractivo de la documentación gráfica que aportan unas fotografías inéditas hasta el momento, cuya autoría se debe a Giuseppe Croce, capitán de las tropas italianas que a finales de marzo de 1939 entraron en Villena, y que precisamente ese 21 de noviembre, tras el funeral que se celebró en la Iglesia de Santiago, se casaría con una joven de esa ciudad, y que a la postre desaparecería años después en la batalla de Leningrado en que participó enrolado en el ejército italiano. Como se ve, historias paralelas que aparecen con forme se va tirando del hilo de la principal.   

Creo que al texto le sobran, por innecesarias, las repetidas apelaciones a la concordia y al entendimiento que, repito, por obvias son innecesarias en un texto histórico, más allá de una referencia en el prólogo o una reseña en el epílogo. Y también algunas licencias que a todas luces me parecen excesivas: asimilar el traslado de los restos de José Antonio con los de Felipe “el hermoso” en la loca procesión mortuoria a la que le sometió su esposa Juana, por mucho que la figura de sus padres, los Reyes Católicos, hayan sido inspiración para algunos de los ideólogos falangistas, es sin duda muy atrevido, pero extender esta similitud al traslado del ataúd de Hugo Chaves por las calle de Caracas, me parece una temeridad.    

Al hacer una pequeña semblanza biográfica de José Antonio, en una siempre necesaria contextualización del estudio, expresa Arnedo Lázaro su sorpresa al acercarse a la figura del personaje, y en el libro se nota una favorable impresión que apuntala con citas como las del anarquista Durruti para quien era “una insensatez y un error capital condenar y fusilar a José Antonio…, porque con su muerte, si es que llega a consumarse, morirá también toda esperanza de reconciliar a los españoles antes de muchas décadas”; o del propio Julio Anguita, a vueltas con el concepto orteguiano, de “unidad de destino en lo universal”. Realmente Primo de Rivera es un personaje que mantiene, tras más de setenta años, el interés del público, se demostró en el gran número de asistentes al acto que glosamos, pero sobre todo en el éxito de cualquier libro de los que periódicamente ve vienen publicando sobre los más diversos aspectos de José Antonio.


En definitiva, un libro interesante por los datos que aporta, si uno es capaz de eliminar lo innecesario.