Una frase interesante viviendo de quien viene:
"El nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir al proletariado."
(Karl Marx)
miércoles, 26 de enero de 2011
viernes, 21 de enero de 2011
Puntillas y puntazos
Abro una nueva etiqueta, "Puntillas y puntazos", con frases que me parecen tremendamente interesantes, de distintas procedencias y autores, y cuyo único fin de buscar cinco minutos de reflexión. No se trata de compartirlas sino de meditarlas. Ahí va la primera:
domingo, 16 de enero de 2011
Herederos del franquismo
A vuela pluma
Escribo el título y me suena a rancio. El franquismo para mí y creo que para una mayoría de españoles es historia y como tal, a unos gustará mas y a otros nada, pero fuera lo que fuera hace muchos años que se terminó. De esta época, como de todas las demás, quedan vestigios, documentos, libros,… material que al final servirá a los historiadores para hacer su trabajo y que después nosotros leeremos y compartiremos o no, pero se tratará simple y llanamente de textos históricos. Lo rancio para mí es añadirle la palabra herederos. Es cierto que lo oímos bastantes veces, sobre todo cuando se acercan las elecciones y hay que agitar un poco los ánimos de ciertos votantes, pero afortunadamente cada vez suena más lejano.
Yo creo que existe una extrema derecha sociológica en este país, y es posible que una parte importante de ella, a falta de principios ideológicos más modernos, tenga en el recuerdo de aquella época un asidero en el que sustentar sus tertulias. A esa extrema derecha, igual que a los grupos de extrema izquierda, no se les puede cambiar el pensamiento por decreto, porque eso, además de no ser formas, es una solemne tontería. Desde mi punto de vista lo mejor es intentar integrarlos, animarlos a que participen del juego de la democracia. Ignoro el tamaño de esa extrema derecha, pero desde luego prefiero verla a mi lado que organizada en un grupo político que incite a la destrucción del sistema; no se trata de un ejercicio de buenismo, se trata de ser práctico. Con la extrema izquierda ocurre exactamente lo mismo, y me gustaría que en vez de formar o alentar a grupos antisistema o directamente terroristas, como sucede con ETA o en su momento Terra Lliure, asumiese también los principios de libertad, respeto y acatamiento de las normas, aunque después unos y otros intenten cambiarlas con los medios pacíficos que consideren oportunos. Cada vez que veo a estos grupúsculos poner petardos o romper el mobiliario urbano porque ese día se han levantado con el pie cambiado, su “utopía revolucionaria” no me parece más que una despreciable gamberrada molesta y cansina. Palabras mayores son los atentados terroristas, pero eso merecería otros calificativos que en este momento no vienen al caso.
Hay sectores bastante radicales de la izquierda, afortunadamente una minoría dentro de esa izquierda, a los que les gusta tildar de herederos del franquismo a todos aquellos que no piensan como ellos, que por cierto suelen ser muchísimos; en su paranoia de buscar enemigos, señalar con ese título a la gente liberal de centro derecha parece producirles especial placer. Pero puestos a buscar quienes encajan mejor en ese calificativo, quizás los descubramos en otras partes, por ejemplo en aquellos que entonces, cuando realmente había un régimen al que enfrentarse, estaban tranquilamente en casa y no se les oía ni mu y que ahora, tantos años después y sin ningún riesgo, se han convertido en los más antifranquistas del mundo mundial. O también esos otros, no nos equivoquemos, una minoría, que sí hicieron oposición entonces, pero que pasado el tiempo no consiguen mirar al futuro, y parece que muestren una extraña añoranza hacia unas batallas irremediablemente pasadas, como su propia juventud. Después de treinta y cinco años de la muerte de Franco, estos antifranquistas extemporáneos se han convertido en los auténticos herederos de una época pasada, en hieráticas figuras de sal cuya mirada no consigue apartarse del mundo de los recuerdos.
Frente a esta patética banda de salva causas, para quienes la transición fue un rotundo fracaso que dio paso a un régimen “pseudodemocrático”, otros muchos de derechas, de izquierdas o simplemente del grupo no sabe/no contesta, hace tiempo que decidieron darse la mano y mirar hacia delante. Si tenían memoria y espíritu crítico reconocieron que ellos, o sus padres, o sus abuelos, habían hecho cosas buenas, pero que también habían cometido errores, pero ellos, que no se sentían héroes pero tampoco querían ser villanos, supieron archivar las viejas rencillas para que el sufrimiento que mutuamente se habían infligido no se prolongase innecesariamente a las nuevas generaciones. Por ello no dejaron de ser conscientes de su duro pasado, que para algunos significó largos periodos de cárcel, para otros el miedo paralizante ante la bomba que estalla en la puerta de su casa, y para los demás el recuerdo de familiares que habían muerto en los frentes o en las cunetas. Nadie les pidió que renunciasen a sus principios ni a sus propias historias personales, pero fueron ellos mismos quienes se auto-impusieron como prioridad la necesidad de convivir en paz.
De aquel espíritu de la transición nació el periodo de libertad más largo que nuestra nación ha vivido. Pero claro, ese futuro era demasiado feliz para quienes en el fondo no quieren más que romper en mil pedazos esa misma nación y su sistema de valores, para quienes se empeñan en que no hay “democracia popular” si antes no se ha pasado por el trágico periodo de eliminación de clases, para quienes cualquier escusa es buena con tal de excitar de nuevo los ánimos, de dividir a los amigos o de separar a las familias; son aquellos para los que cuando peor mejor, porque a rio revuelto, ganancia de pescadores, porque quizás en esa ganancia logren el eco social que las urnas una y otra vez les han negado. Redacto este escrito y evito nombres, pero seguro que con un pequeño esfuerzo, todos reconoceremos a alguno de estos iluminados a nuestro alrededor.
Es evidente que con gente así la transición no hubiera sido posible, porque con ellos en puestos de responsabilidad la democracia y la libertad simplemente son una quimera. Ojala algún día nos dejen en paz, o por lo menos los demás seamos más esquivos con sus provocaciones.
domingo, 9 de enero de 2011
JOAN B. PASTOR AICART Més enllà de la poesia
de Josep Martínez Sanchis
Als darres anys estem assistint a una contínua publicació d´estudis que tenen com a centre distints aspectes o personatges de Beneixama. Va començar a l'any 1993 amb “María, Divina Aurora”, de D. Miguel Payá Andrés, editat per la Parròquia Sant Joan Baptista i “El Cardenal Miguel Payá y Rico”, d'Amador Sempere Galiana, a càrrec de la Facultat de Teologia Sant Vicent Ferrer; a l'any 1999 amb “La Estudiantina y Beneixama. 75 años de historia compartida” i “Jose Mª Milán. Vida y obra de un benejamense”, editats per la Comparsa d´Estudiants; “Aproximació a l'historia de Beneixama: 1245-1850”, de Josep A. Ferre Puerto, editat pel nostre Ajuntament i “Rondalles de la Vall d´Albaida i L´Alcoià”, de Francesc Gascón, a càrrec de l´Ajuntament d´Ontinyent; i a l´any 2004 “Usos i virtuts de les nostres plantes”, de Juan Sirera Valls, editat pel Grup de Danses de Beneixama. A aquestos ia que afegir la interessantíssima serie finançada pel Proder i escrita per Pedro Zapater Espinosa i Mª Dolores Valdés Sanjuán composta per “Guía de la arquitectura del agua”, “Castillos y Torres en la Edad Media” i “Guía de la Arquitectura Industrial”, a més d´altres també de caràcter comarcal, però que tenen dades interessants referides a Beneixama, com “Molinos papeleros del Alto Vinalopó”, de Juan Castelló Mora, editat per l´Associació Cultural Font Bona de Banyeres. A aquestos llibres se sumen els abundants articles que cada any apareixen als Programes de Festes, tant de Beneixama com de pobles veins. L´últim en sumarse a esta llista es el dedicat al nostre literat mes reconegut, “Joan B. Pastor Aicart. Més enllà de la poesia”, escrit pel beneixamut Josep Martínez Sanchis i editat per Publicacions de la Univertitat de València.
Feia falta aquest llibre; de Pastor els beneixamuts teníem una imatge potser excessivament estereotipada provinent del ressò que cada setembre ens arriba a l'escoltar les seves ambaixades en les festes de Moros i Cristians, i això sent important perquè en el fons si que reflexa parts de la seva personalitat i del seu ideari, no eu era tot.
El llibre es dividix en set capítols i un interessant epíleg on s´arreplega una mostra de la seua diversa obra. En els tres primers capítols i seguint el relat biogràfic, s´exposa la producció literària de cada moment, en tant que del quart al sèptim s´aprofundix a l´obra assagística, el teatre i les ambaixades, acabant amb altres escrits menys destacables.
Martinez ens mostra al seu llibre aspectes de Pastor fins ara desconeguts o almenys oblidats, com l'etapa republicana i fins i tot revolucionaria viscuda a la joventut valenciana, quant era estudiant de medicina a aquella ciutat. Als seus escrit d´aquesta època ja veiem en Pastor aspectes del seu caràcter que no l´abandonaran mai, com la vehemència i el coratge amb el que defensa les seues idees, així com la costum de no “dar callada por respuesta”, en ninguna polèmica. El nostre escriptor veu en eixe moment a la república com l´única possibilitat de regeneració d'Espanya, front a una societat de castes e injusta, personificada amb les borbóns. Mes que republicà per sé, en sembla un adelantat del dolent per Espanya, que esclatarà amb la Generació del 98; com assenyala Martínez a l'apartat dedicat a les assaigs, “La idea posterior que Pastor expressa d'Espanya l´instal.la del tot en el patriotisme. Des de Catalanya a Andalusia tot és una pàtria. La mateixa pàtria abandonada i malmesa que caldria recuperar per bé del futur”.
Un altra de les peculiaritats on Martínez posa l'accent es en la participació de Pastor en la Renaixença Valenciana. Efectivament el nostre poeta contribueix al moviment cultural que fonamentalment al cap i casal, impulsen Teodor Llorente, Vicent Boix o Constantí Llompart, i eu fa junt als demés, com diu l'autor, no volent “dur més enllà d'una qüestió cultural el renaixement de la llengua i la cultura del país”, es a dir, lloar a València i lluitar per traure de l'oblit la seua cultura i la seua llengua, mai suposarà deixar d'estimar a Espanya, aspecte certament criticable pels estudis al voltant de la Renaixença apareguts a la segona mitat del segle XX, on en la majoria dels casos renaixement cultural i reivindicació política deurien d´haver anat de la mà. Pastor primer anomena a la seua llengua llemosí, i quant deixa de fer-ho li diu valencià, però segon pareix a la vista de l'estudi de Martínez, mai es referix a ella com catalá, encara que reconeix sense cap problema el tronc comú de les dos. En aquet aspecte, no acabe d'entendre perquè l'autor de l´estudi, que es referix en algunes ocasions a l'actual conflicte lingüístic, utilitza la denominació de catalá a la llengua en la que Pastor escriu un bon nombre de poesies, quant perfectament podria dir-li valencià, lo que des del meu punt de vista seria mes apropiat si atenem tant la terminologia utilitzada per Pastor com a la seua denominació oficial. En qualsevol cas, el que Martínez posa en relleu es l'important paper desenvolupat per Pastor en aquest moviment, així com que caldrien nous estudis que revisen la Renaixença Valenciana mes enllà de la interpretació “un tant maniqueista” feta per Úbeda i Guarner als anys 60. L´autor ens apunta uns treballs del professor Rafael Roca que deurem estudiar prompte.
El tercer aspecte important del llibre de Martínez es sense dubte el dedicat a l'assaig. L´autor ens dona un complet repertori de la temàtica abordada per Aicart, des de la mística, a la relació entre religió i ciència, al materialisme, al racionalisme o a la interessantíssima posició que pilla amb relació a les idees que Darwin exposa a "L´origen de les espècies", mostrant-nos els seues interessants opinions en assumptes com el paper de la dona, l'educació com a element de desenvolupament social o la igualtat de les homes i l'esclavitud. Punt i apart mereix l'assaig "La novela moderna. Cartas críticas", que Pastor dedica al Naturalisme i com molt bé posa de relleu Martínez, escriu una de les mes fonamentades e influents critiques a aquest moviment literari representat fonamentalment per Emil Zola. Després de la lectura d'aquest apartat i del dedicat als articles periodístics, ens meravella com Pastor, un metge resident en un poble menut com es Beneixama, i que abandonava amb molt poca freqüència, podia estar tant al dia dels corrents intel.lectuals no sols d'Espanya sinó també d'Europa, qüestió que ens deixa en les ganes de submergir-nos en la seua biblioteca i esbrinar els fons d'informació que tenia. En qualsevol cas, la formació acadèmica de Martínez, llicenciat en Filosofia, i la manera tant senzilla com u exposa, es fonamental perquè els lectors puguem endinsar-nos en les idees de Pastor expressades amb estos textos.
En resum, Martínez ha escrit un llibre realment important, i que serà fonamental no sols en els futurs estudis que es fasen de Joan Bautista Pastor, sinó de la Beneixama a cavall de les segles XIX i XX, i fins i tot, d'aspectes mes generals com la Renaixença Valenciana. Des d'ací no podem mes que donar-li la nostra enhorabona pel treball, i desitjar que continue a la seua llavor assagística.
martes, 4 de enero de 2011
La Bolsa que viene
A vuela pluma
Caigo en la cuenta de que hasta ahora no hemos hablado nunca de la Bolsa en este blog. Tranquilos, no vamos a meternos en raras disquisiciones que nos lleven a polémicas infructuosas con algún que otro seguidor anónimo de esta página, que me dicen está ojo avizor. Se trata de la Bolsa de Valores, de las acciones de cotizan en el mercado, de la oferta y la demanda más genuina del sistema capitalista.
El pasado 2010 fue pésimo, el Ibex-35 cayó en cómputo anual algo más del 17%, mientras que por ejemplo el Dax alemán subía precisamente otro 17%. La crisis en España es muy fuerte y la salida será más lenta que en la mayoría de países de nuestro entorno, por lo que nos interesa que esos países funcionen como locomotora que nos arrastre, lo que sin duda ocurrirá en algún momento. Pero ante este panorama ¿qué pasará con la bolsa en 2011?, si invertimos allí nuestros ahorros ¿habremos ganado o perdido dinero dentro de doce meses?
Como premisa inicial tengo que decir que siempre he pensado que a la bolsa hay dos formas de entrar; la primera para los que no tienen mucho tiempo y solo una formación financiera de andar por casa, en ese caso se puede invertir una parte de los ahorros, ¡nunca invertir la totalidad de ellos!, en valores de los que conocemos como “seguros”: Telefónica, los grandes bancos, Iberdrola,… en fin, los clásicos; normalmente en el medio o largo plazo, siempre se suele ganar más que por ejemplo en plazos fijos o cualquier otro título de renta fija. La segunda forma de entrar requiere quemarse un poco los ojos delante de la pantalla del ordenador y realizar operaciones a corto plazo, incluso intradía, pero para ello hay que disponer de tiempo, de buena información y, casi siempre, de unos nervios de acero.
Pero volvamos a la primera pregunta, ¿cómo será el 2011?, yo creo que al final, con todas las salvedades que la cautela aconseja, pueden haber beneficios, pero en estos momentos más que nunca hay que tener en cuenta que un inversor particular en bolsa solo debe invertir parte del dinero que no necesite, porque lo peor es tener que vender por obligación cuando pierdes dinero.
Ante este panorama lo aconsejable puede ser meter un porcentaje importante en valores que den una alta rentabilidad por dividendo, se pueden encontrar fácilmente casos del 6% o 7%. Si baja la cotización y no vendemos, nosotros seguiremos con esa rentabilidad mientras que los mantengamos en cartera y como se prevé, sigan pagando ese dividendo, y como serán empresas solventes, a esperar. Otra parte puede invertirse en valores que se beneficien de sus negocios en países donde no haya crisis, que desde luego los hay, y el resto mantenerlo en renta fija por si acaso y a la espera de gangas.
En cualquier caso, no parece que sea necesario tener prisas por comprar, por lo menos durante algunos meses seguirán produciéndose los típicos dientes de sierra de 2010, y en ese caso los especuladores a corto plazo siempre llevan las de ganar.
Si al final tienes algo de dinero y te decides ya sabes, templanza, paciencia y suerte, mucha suerte.
sábado, 1 de enero de 2011
LITERATURA Y LIBERTAD. LA EXPERIENCIA DE VARGAS LLOSA
El pasado 7 de diciembre el escritor Mario Vargas Llosa pronunció, con ocasión de la recepción del Premio Nobel de Literatura, uno de esos discursos que siempre conviene tener a mano porque, en momentos de dudas personales en determinados planos, la clarividencia del erudito nos ayuda a comprender mejor el mundo en el que vivimos.
“Aprendí a leer a los cinco años… Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida”, así da comienzo al periplo de sus peripecias vitales que indisolublemente van unidas al poder transformador de la literatura. Nos cuenta la excitante experiencia de las primeras letras y los aprendizajes recibidos a partir de la lectura de sus maestros, Martorell y Cervantes entre muchos otros, proclamando a partir de todo ese bagaje acumulado que escribir y “leer es protestar contra las insuficiencias de la vida”, o lo que en su caso es lo mismo, la literatura es el camino cierto para avanzar por los terrenos de la libertad y de la justicia, porque al sumergirnos en las profundidades de la ficción, nos hacemos más conscientes de las insuficiencias del mundo que habitamos.
Decir que Vargas Llosa es un intelectual de primer nivel resulta una tautología innecesaria, pero por eso mismo, porque su autoridad está tan por encima de tantos y tantos seudointelectuales que de todo opinan y tanto critican con la amargura de la visceralidad nuestro sistema, es tan reconfortante oír decir de sus propios labios frases tan contundentes como que la “Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo” o que la “democracia liberal… sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder,…”, o que tras una decepcionante experiencia marxista, por fin llegó al convencimiento de la “revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas”, siendo obligación de esas mismas democracias apoyar a quienes en estos momentos luchan por la libertad desde países esclavizados por el totalitarismo como Cuba, en cierta medida Venezuela y sobre todo China.
En su discurso Llosa no evita asuntos controvertidos de nuestra cultura, como la herencia que España deja en América Latina y su compatibilidad con las culturas prehispánicas, la crueldad de la conquista de ese continente y la necesidad de una autocrítica por parte de los descendientes de los españoles que allí se acriollaron, o la visión general de unidad cultural que de Hispanoamérica tiene, lograda desde el alejamiento de su vida parisina. El escritor recuerda con especial afecto los años que vivió en Barcelona, en aquel momento no solo capital cultural de España sino también de América Latina, y a partir de aquí nos introduce en un problema que tanto nos está afectando como es el del nacionalismo, “plaga incurable del mundo moderno y también de España”, a la que detesta, porque junto a la religión “ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia”.
El discurso es, en fin, una mezcla de principios políticos y morales, con la exaltación de la literatura y de la necesidad que los humanos tenemos de la ficción, sincero, sin complejos, en algunos párrafos entrañable y en todo momento esclarecedor.
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