lunes, 28 de febrero de 2011

La sana provocación

          No puedo negar mi simpatía hacia todos esos intelectuales que desde su altura moral, ejercen una sistemática provocación ante las innumerables estupideces del día a día. Frente a ellos hay otros, serviles, dóciles, políticamente correctos, que firman manifiestos o acuden tras la pancarta de manifestaciones multitudinarias en las que ocultar su pequeñez. Nunca he comprendido la normalidad con que se acepta que por ejemplo, a un actor joven en su segunda película, se le califique como intelectual aunque no haya leído en su vida más que media docena de guiones, mientras la opinión de catedráticos o académicos, poco dados a los actos de masas, quede relegada a un puesto irrelevante, simplemente por el hecho de no ser conocidos al no salir su cara en las pantallas.

          Me apunto a los primeros, por eso me gusta leer a gente como Arturo Pérez-Reverte, y por eso les recomiendo este artículo que no es sino una muestra de lo que he querido decir.

http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/584/otra-vez-ganan-los-malos/

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