domingo, 13 de enero de 2013

Son datos, a la espera de confirmación



Hoy domingo se ha hecho pública una encuesta del diario El País, según la cual el Partido Popular habría perdido desde las elecciones generales del pasado año quince puntos, situándose por debajo del 30% en intención de voto. En principio es de suponer que el dato debe preocupar a los responsables de la formación política, aunque en el fondo no creo que no lo esperaran. En 2012 se han hecho las mayores reformas y ajustes en las cuentas públicas al menos desde el Plan de Estabilización de 1959, ajustes que nos han afectado de una y otra forma a todos los españoles, por lo que es normal que el enfado de muchos de los afectados se deje entrever en la encuesta. Reducir el déficit público como se ha hecho, en un momento en que los ingresos han sufrido una caída del 1,5%, no es tarea fácil, pero parece, a falta de los datos definitivos de 2012, que se está logrando.

Pero junto al anterior, también hoy en otros medios aparecen algunos datos económicos que al menos dejan entreabierta la puerta de la esperanza. En la tercera de ABC el economista Alberto Recarte resume esa esperanza en un recomendable artículo en el que valora los esfuerzos realizados, gracias a los cuales no solo se habría salvado España de la quiebra y por lo tanto del impago de sus deudas, situación que nos hubiese acarreado consecuencias catastróficas económica, social y políticamente hablando, sino que además hubiese situado al propio euro al borde del abismo, lo que hasta hace muy poco tiempo era anunciado por más de uno.

La prima de riesgo cerró el viernes a 331 puntos, cuando en julio pasado alcanzó la vertiginosa cifra de 632 puntos, el dato es bueno, pero hay que esperar que la tendencia se consolide, de ser así, el coste de la deuda disminuirá, y con ello nuestro déficit público, pero además lo mismo pasará con las empresas que, como ya han hecho en emisiones de estos primeros días de enero, se financiarán más barato. Ya hablamos del aumento de las exportaciones gracias a la mejora en la competitividad, fundamentalmente por la reducción de los costes internos, en parte salariales y por lo tanto, a costa del factor trabajo. Por otra parte los inversores extranjeros, imprescindibles para la recuperación, vuelven a confiar en nosotros, y desde noviembre de 2011 que tenían casi 310.000 millones de euros de deuda pública en sus manos que pasaron en agosto de 2012 a 192.000, vuelven a tomar posiciones pasando de 214.000 en el mes de noviembre pasado; buen síntoma teniendo en cuenta que el Tesoro espera emitir en 2013 entre 215.000 y 230.000 millones, algo menos que en 2012.

Si finalmente los buenos augurios se consolidan, quizás la tendencia en las encuestas de intención de voto cambien para dentro de tres años, pero si no lo hacen, al menos los libros de historia podrán decir que el gobierno que rigió los destinos de este país en tan difíciles condiciones, tomó decisiones de Estado, sin preocuparle el castigo electoral.