No me dirán que el tema no es enormemente sugerente. La
muerte en realidad lo es todo dentro de la vida, porque es precisamente la
certeza que tenemos de la muerte aquello por lo que somos conscientes de que
vivimos.
Esta semana he tenido la oportunidad de asistir a una
conferencia de Fernando Savater titulada El
sentido de la vida ante la perspectiva de la muerte, ahí es nada. Savater habla
de lo importante de manera cotidiana, es decir, te cuenta que es la muerte lo
que nos hace pensativos, con la misma sencillez con que cualquiera comenta la
tormenta del día antes en la barra de un bar del pueblo. Es precisamente esa contidianidad la que te
permite a la salida vislumbrar el final de la vida, de tu vida, con una cierta normalidad,
y te conformas mejor ante tu inevitable trágico final, aunque no sea más que
durante un par de horas, sin tener necesariamente que haber padecido previamente
un infarto, experiencia que según dicen los que la pasan, si la pasan, que te hace
que mirar la vida “de otra manera”.
Efectivamente la muerte, ser conscientes de la muerte, que
no es lo mismo que tener miedo a la muerte, es lo que nos da la certeza de nuestra
vulnerabilidad, y porque somos vulnerables, aceptamos la moralidad,… y los
vicios, cara y cruz de la misma moneda, y nos esforzamos en crear cultura como
una prevención ante la misma muerte. No hay nada tan inmoral ni tan tonto como
un inmortal dios mitológico. “Solo lo frágil y lo vulnerable es digno de amor”,
dice el maestro; y también la muerte no da libertad, añade Spinoza: “El hombre
libre sólo piensa en la muerte, y su sabiduría es una meditación, no de la
muerte, sino de la vida”.
Es en ese contexto sencillo, evidente, racional, cuando
Savater, ya entrado en edad, dice por experiencia propia aquello de que “lo
divertido de la vejez es que todo se convierte en un deporte de riesgo”, y
entonces el auditorio no puede evitar una risa casi estruendosa ante la inevitable
perspectiva de la muerte.
Pero aún queda un mensaje-resumen que llega con las
preguntas; ¿cuáles son las virtudes ante la vida?: el coraje precisamente para
vivir; la generosidad para convivir y la prudencia para sobrevivir.
Buenas noches y felices sueños.