Más allá de su ámbito puramente profesional, a Manuel Pizarro
empezamos a conocerlo cuando presidía Endesa, sociedad que por componendas
políticas el Gobierno de Zapatero pretendía vender a un precio notoriamente
bajo. A su tesón turolense le deben los accionistas una transacción justa, aunque el resultado
final de aquella batalla fuera que la empresa española cayese en manos
italianas. Después le veríamos en política, en el famoso debate con Pedro
Solbes, ganador efímero del encuentro porque el tiempo demostraría, para
desgracia de todos, que Pizarro tenía razón.
En 2009, publicó El
arte de la economía, un pequeño libro de opiniones en forma de frases
cortas, realmente ilustrativo. En su corta carrera política sin duda alguna Rajoy
le desaprovechó, una acción que muchos seguimos sin comprender.
Observador de excepción de la actualidad del país, el pasado
jueves día 16 pronunció una conferencia organizada por el Colegio de Economistas
de Alicante, sobre la situación de la economía española y las causas de la
crisis, a la que pone tres caras: la financiera internacional provocada en gran
medida por la confusión entre banca comercial y banca de inversión, con su
correlato español de sobreendeudamiento de los sectores público y privado pero
también de crisis moral de los banqueros y de desconfianza mutua entre ellos
porque nadie se cree realmente el balance de los demás, todo lo cual acabará en
problemas para financiar la deuda española. La crisis europea, motivada por una
evidente falta de liderazgo y de estructura institucional que ofrezca cierta
soberanía única a una moneda única. Y en tercer lugar una histórica crisis de
competitividad de la economía española, ajustada en gran medida en el momento
del cumplimiento de los criterios de Maastricht, pero de nuevo revivida tras un
largo periodo de crecimiento acompañado de inflación.
Ante tamaño panorama Pizarro propone una serie de ajustes que
de manera resumida podemos enumerar en los siguientes:
1/ Reforma financiera, que en su opinión de momento se ha
hecho tarde y mal, porque originada en ciertas entidades de ahorro, las Cajas
principalmente, ha contaminado en gran medida a todo el sistema. Además, los test
de estrés sectoriales han sido muchos más duros para las entidades españolas
que para las de otros países europeos, Alemania por ejemplo, lo que ha ahogado
aún más de forma innecesaria el sistema.
2/ Reforma energética que reduzca sus costes y elimine la
paradoja de que siendo el coste de la energía necesaria para España de unos
13.000 millones de euros, existan subvenciones con cargo a tarifas de entre
8.000 y 9.000 millones.
3/ Necesidad de incrementar el talento, el conocimiento,
porque España ya no volverá a competir internacionalmente en precios, sino en
calidad, para lo que es necesario establecer un adecuado sistema educativo e investigador
en el medio plazo.
4/ Reforma de las Administraciones Públicas, porque si
tenemos un 7% de déficit público lo que estamos diciendo es que estamos
sobredimensionados en ese 7%. Con la reforma, la Administración debe establecer
su concreto cuadro de competencias, y lo que no sea genuínamente suyo, dejarlo
en manos de las empresas.
5/ Replantear el Estado del Bienestar porque sin duda es una
marca genuina de Europa y no nos podemos permitir la frivolidad de destrozarlo,
pero para ello hay que revisarlo con el propósito de hacerlo sostenible.
Todo lo referente al sector público se traduce al final, en
opinión de Manuel Pizarro, en la necesidad urgente de acabar con las
ineficiencias, con los gastos superfluos a través de una exhaustiva contabilidad
de costes, como haría cualquier empresa, porque la consecuencia de ellas no es otra que el aumento de los impuestos y la entrada en un nuevo círculo de
inflación, falta de competitividad, disminución de la demanda y paro.
Se trata de la opinión de un liberal pronunciada a partir del bagaje que le da una intachable conducta ética.